A menudo,
son muchas las personas que al ver un insecto instintivamente tienden a
reaccionar pisándolo y aplastándolo al grito de, “¡un bicho!”, sin plantearse
ni si quiera que son seres vivos al igual que nosotros, (realmente no se qué
“bicho” les habrá picado a ellos para pensar que cualquiera de estos animalitos
va a atacarles). Con este gesto de inconsciencia, es evidente que no están
pensando en que los antepasados de estos animales ya existían en épocas anteriores
al propio ser humano, e incluso los dinosaurios, por lo que durante su
evolución han tenido que adaptarse a cambios climáticos y toda clase de
catástrofes ocurridas en la Tierra. Pues bien, para todas las
personas que consideran a los insectos verdaderos monstruos anti-humanos y deciden
optar por la vía rápida terminando con sus vidas mediante el zapato, sartén o
cualquier objeto de lo más variopinto, van dedicadas mis próximas palabras...
“Observando a este
extraño espécimen humano”. (Mantis religiosa y autor). Fuente: Noemí
Noval
La realidad
es que a día de hoy podemos encontrar insectos distribuidos por prácticamente
todo el planeta, con lo cual se incrementa la probabilidad de interacción con
nuestra especie y que en ciertas ocasiones puedan surgir “chispas” entre estos
animales y nosotros. Debemos cambiar el pensamiento que en ocasiones mostramos de
que los insectos quieren por defecto mordernos, picarnos o dañarnos, ya que
entre más de un millón de especies diferentes que ha descrito el ser humano
dentro de la clase Insecta, (probablemente todavía no se conoce más
que una cuarta parte de todas las especies de insectos existentes), son una minoría las que pueden
provocarnos algún daño.
Determinadas
especies de moscas, pulgas, mosquitos, chiches, etc. pueden actuar a modo de
vectores, (agentes generalmente orgánicos que
transmiten diferentes enfermedades de un organismo a otro), por ello la mejor
solución para evitar el miedo hacia ellos pasa fundamentalmente por aumentar el
conocimiento que tenemos sobre estos animales. También existen especies de
insectos, que ante determinadas condiciones pueden convertirse en plagas para
los cultivos humanos pero únicamente un 3% de ellas pueden llegar a
comportarse como tal, encontrando un 35% como enemigas naturales de plagas y un
62% que llevan a cabo otras funciones imprescindibles en la naturaleza como la
polinización. Así que quizás muchos de nosotros debamos replantearnos el modo
en el que vemos a estos pequeños seres vivos.
Mantis gigantea
en mi mano. Fuente: autor
En ocasiones
el simple hecho de que presenten movimientos rápidos, muchas patitas o
estructuras que nos recuerdan a un objeto punzante, puede darnos pie a pensar
que son herramientas usadas para atacarnos pero nada más lejos de la realidad.
Muchas de esas estructuras no son más que adaptaciones para el apareamiento, la
puesta u otros cometidos inofensivos para nuestra especie. Por ejemplo, si
observamos un “Dermáptero” (tijereta), e imaginamos sus cercos posteriores con
aspecto incisivo podríamos pensar que van a ser utilizados para atacarnos. Sin
embargo dichos cercos son usados durante la cópula para agarrar a la hembra,
“en el caso de los machos su aspecto es mucho más curvado”, al mismo tiempo que
también les sirven como ayuda para recoger y desplegar las alas, e incluso
intentar aparentar mediante su levantamiento a modo de escorpión, que son
sistemas de defensa para ahuyentar posibles depredadores. Otro ejemplo similar
de confusión humana podemos encontrarlo en los maravillosos “Tipúlidos” que observáis en las
fotografías. Este animal no sólo no os va a picar, (la mayoría de los adultos
directamente son incapaces de alimentarse), sino que además, pueden ser muy
beneficiosos para el hombre.
“Tipúlido en Granada”. Fuente: autor |
“Tipúlido en la costa”. Fuente: autor |
Al verlos
con ese aspecto y patas tan largas, muchos de vosotros pensaréis que son
mosquitos gigantes, (verdaderos vampiros voladores), pero nada más lejos de la
realidad, ya que algunos “Tipúlidos” que sí pueden alimentarse como adultos son
grandes polinizadores y además, diferentes especies de los mismos se alimentan
de las larvas de mosquito haciéndole un favor al ser humano.
Entonces, ¿son los
insectos nuestros aliados? En realidad… no es que podamos decir que son
nuestros aliados o enemigos, pues estos términos son sólo utilizables para la
especie humana. Pero sí es cierto que si colocáramos en una balanza sus aportes
positivos y negativos al ser humano,
ganarían con creces los positivos. Veamos algunos de ellos:
Grandes
polinizadores.
El tamaño, la enorme movilidad
al ser muchos de ellos voladores y su gran número son sólo algunas de las
características que hacen de la entomogamia (polinización llevada a cabo por
insectos), uno de los mejores y más comunes sistemas de polinización. La producción
de más del 80% de las especies cultivadas en Europa depende, en mayor o menor
medida, de animales polinizadores, principalmente insectos y, dentro de estos,
de las abejas (silvestres y domésticas). Pero a pesar de ser los insectos más
importantes por su labor como polinizadores,
no solo debemos destacar a las abejas sino en general los himenópteros
(abejas, abejorros, hormigas y avispas entre otros), de los cuales podemos encontrar
más de 9.500 especies, dípteros (moscas) con más de 7.000 especies,
lepidópteros (mariposas y polillas) unas 4.000 especies y coleópteros
(escarabajos) con más de 10.000 especies, “todos los datos relativos al número
de especies son referidos a la Península Ibérica”.
Himenóptero del
género Bombus. Fuente: autor
Importancia
alimenticia.
La entomofagia o
alimentación a base de insectos no es un fenómeno nuevo ya que los insectos
tuvieron una gran importancia en las dietas de nuestros antepasados y a día de
hoy, más de dos mil especies de insectos son utilizadas como alimento en unos
120 países. Según la
Organización de Naciones Unidas para la Agricultura (FAO), millones de personas
en África, Asia y América incluyen en su dieta más de 1.500 especies. Por
ejemplo: 100 gramos de orugas secas contienen cerca de 53 gramos de proteínas,
un 15% de grasas y alrededor de un 17% de carbohidratos. Su valor energético
ronda las 430 kilocaloría por cada 100 gramos.
Los insectos además
tienen una mayor proporción de proteínas y grasas que la carne de bovino y el
pescado, y un elevado nivel de energía. También contienen potasio, calcio,
magnesio, zinc, fósforo y hierro, además de diversas vitaminas. Os muestro
algunos ejemplos del modo en el que se presentan a los consumidores:
Detalle exterior de la lata. Fuente: autor |
Deliciosos ortópteros enlatados. Fuente: autor |
Grillos al queso.
(Snack frecuente en Tailandia y otros países asiáticos) Fuente: autor
Como nota curiosa, entre las especies más
consumidas por el ser humano nos encontramos con el picudo rojo escarabajo comestible más popular en el África
subsahariana, que en España también está suponiendo una plaga para nuestras
palmeras. El gusano del agave, considerado
como una delicia en México (los mexicanos los suelen tomar muy fritos o a la
brasa, sazonados con salsas picantes y servidos en tortilla, e incluso se
introducen en las botellas de un licor llamado mezcal. La avispa chaqueta amarilla, cuyas larvas son muy preciadas en Japón. Los
psílidos, que segregan un dulce
líquido consumido por los aborígenes australianos. El grillo doméstico, con un cuerpo más blando que otras especies de
grillos suponen un “snack” frecuente en Tailandia (véase fotografía
anteriormente mostrada). También encontramos al chapulín, probablemente el saltamontes más conocido en América
Latina. Las termitas sudafricanas. Y
los pentatómidos, el valorado caviar
mexicano elaborado a partir de huevos de hasta siete especies diferentes de
este hemíptero.
Picudo rojo. Rhynchophorus
ferrugineus. Fuente: autor
Por lo tanto y como vemos con todos estos
ejemplos, el consumo de insectos se muestra muy ligado a temas culturales... quizás nos vendría bien
abrir un poco más la mente y familiarizarnos con ello…
Insectos
depredadores y parásitos de otros insectos.
En este sentido, algunos
insectos también son nuestros “grandes aliados” en la lucha contra plagas y
otros insectos perjudiciales para el ser humano, ya que a lo largo de sus
ciclos de vida se alimentan de ellos o incluso llegan a parasitarlos.
Las mariquitas, coleópteros (escarabajos)
pequeños con diversidad de coloración actúan como depredadores tanto en su
etapa larvaria como de adulto, alimentándose de pulgones, cochinillas e incluso
ácaros. Los escarabajos carábidos y
las crisopas en su etapa larvaria
también pueden alimentarse de pulgones, e incluso el escarabajo soldado y las moscas taquínidas pueden alimentarse
del escarabajo de la patata entre otros. Las propias mantis son unas auténticas
depredadores de todo tipo de insecto y como no… las libélulas, en su etapa larvaria se alimentan de insectos que viven
dentro del agua como son las larvas de mosquitos y en su etapa adulta de
mosquitos, gusanos y moscas.
Por lo tanto de forma
natural nos podemos encontrar con muchos insectos en nuestro jardín que
eliminemos del mismo sin saber que su labor está siendo bien distinta de la que
a veces podamos pensar.
Valor
industrial.
Este es otro punto
importante a tener en cuenta si consideramos como es debido a los insectos. No
hay más que detenerse por un momento a pensar en productos producidos por estos
animales, que el ser humano ha utilizado a lo largo de la historia para su
beneficio. Probablemente uno de los más clásicos sea la miel de las abejas… sin
lugar a dudas estos insectos además de ser grandes polinizadores como
comentábamos en puntos anteriores son capaces de generar este producto natural
tan saludable. Pero también aprovechamos la cera, el propóleo, polen o incluso
la jalea real.
Otro insecto que se ha
utilizado mucho a nivel industrial desde antaño es la cochinilla, obteniendo de
la misma el conocido pigmento “rojo cochinilla”. Este pigmento a día de hoy
presenta diversos usos que van desde la industria farmacéutica a la cosmética o
industria alimentaria.
Y como no… quien no ha
tenido de pequeño, o no tan pequeño pues en mi caso todos los años tengo
numerosas puestas, a nuestros queridos Bombyx
mori (gusanos de seda). La seda ha sido utilizada también desde hace muchos
años, siendo un bien muy preciado y formando parte incluso de la evolución e
historia de muchas ciudades.
Apareamiento Bombyx mori. Fuente: autor |
Puesta de Bombyx mori (macro). Fuente: autor |
Bombyx mori fabricando seda. Fuente: autor |
Por lo tanto miel,
seda, tintes y otros muchos productos son sólo un claro ejemplo del vínculo a
nivel industrial entre los insectos y el hombre a lo largo de la historia…
además… todavía queda mucho por descubrir en este campo.
Investigación
científica, medicina y entomología forense.
Como los insectos son
pequeños, tienen ciclos de vida cortos y se pueden cultivar en grandes
cantidades con un relativo fácil manejo bajo condiciones de laboratorio, son
muy útiles para estudiar procesos fisiológicos, evolutivos o de dinámica de
poblaciones que pueden ser muy parecidos entre todos los animales. De hecho,
estudios en nutrición, fisiología
neuro-muscular, y en hormonas, han contribuido a nuestro mejor entendimiento de
su función en el ser humano y otras especies. La mosca de la fruta Drosophila
spp., es sin lugar a dudas uno de los organismos más estudiados por el ser
humano pero también son utilizados para diferentes investigaciones cucarachas,
grillos, termitas, y diferentes especies de gusanos.
Drosophila
melanogaster. Fuente: wikipedia
En el caso de la entomología
forense, la información que pueden suministrar los insectos a la investigación
policial es muy importante pues con el estudio de los insectos se puede
establecer si un cuerpo ha sido trasladado, determinar el tiempo de su muerte e
incluso encontrar la presencia de compuestos químicos tóxicos entre otra
cuestiones.
Beneficios
para el suelo e indicadores de salud de un ecosistema.
Muchos insectos pasan
parte o todo su ciclo de vida en el suelo con lo cual les aporta un lugar donde
vivir, protegerse y alimentarse. En el desarrollo de diferentes túneles se
facilita que se aireen las raíces de plantas y otros organismos, además de que
sus excrementos aportan nutrientes. A pesar de que también existen especies que
pueden llegar a alimentarse de las partes subterráneas de plantas, como en
casos anteriores estos son menores en número de especies respecto a los que
producen beneficio. Algunas avispas, hormigas y abejas son sólo unos pequeños
ejemplos de insectos que por lo general suponen un beneficio para la calidad
del suelo.
Ilustración Hormigas
(Formicidos). Fuente: autor
Otra de las muchas
aplicaciones consiste en la utilización de las poblaciones de ciertos insectos
como indicadores biológicos de la condición o salud de un ecosistema. Hay una
relación inversa entre la salud de un ecosistema acuático y el número de
especies de insectos en ese sistema, así como el número de individuos por
especie. Además dependiendo del estado de conservación de un ecosistema,
podremos encontrar una serie de especies más destacadas u otras, de modo que la
mera presencia o ausencia de estos individuos nos estarán dando muchas pistas
sobre si nos encontramos en aguas con mayores o menores niveles de oxígeno,
contaminación, etc.
Bichos. Fuente:
wikipedia
Por lo tanto espero que
tras todo lo expuesto a lo largo de este artículo, más de una persona
recapacite sobre estos increíbles animales. No sólo juegan un papel fundamental
en nuestros ecosistemas sino que además, son importantísimos para el ser
humano.
Bibliografía recomendada:
- Insectos Benéficos (Guía para su identificación)
- La contribución de los insectos a la seguridad alimentaria
- Importancia de los insectos
Esta entrada ha sido publicada en Hablando de Ciencia. Pincha aquí para verla.
Esta entrada participa en la Edición XXXI del Carnaval de Biología, cuyo anfitrión es Retales de Ciencia.
interesante, información que debería ser distribuida públicamente.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario Yair.
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