lunes, 16 de junio de 2014

Los insectos... ¿enemigos o aliados del ser humano?

A menudo, son muchas las personas que al ver un insecto instintivamente tienden a reaccionar pisándolo y aplastándolo al grito de, “¡un bicho!”, sin plantearse ni si quiera que son seres vivos al igual que nosotros, (realmente no se qué “bicho” les habrá picado a ellos para pensar que cualquiera de estos animalitos va a atacarles). Con este gesto de inconsciencia, es evidente que no están pensando en que los antepasados de estos animales ya existían en épocas anteriores al propio ser humano, e incluso los dinosaurios, por lo que durante su evolución han tenido que adaptarse a cambios climáticos y toda clase de catástrofes ocurridas en la Tierra. Pues bien,  para todas las personas que consideran a los insectos verdaderos monstruos anti-humanos y deciden optar por la vía rápida terminando con sus vidas mediante el zapato, sartén o cualquier objeto de lo más variopinto, van dedicadas mis próximas palabras...

“Observando a este extraño espécimen humano”. (Mantis religiosa y autor). Fuente: Noemí Noval

La realidad es que a día de hoy podemos encontrar insectos distribuidos por prácticamente todo el planeta, con lo cual se incrementa la probabilidad de interacción con nuestra especie y que en ciertas ocasiones puedan surgir “chispas” entre estos animales y nosotros. Debemos cambiar el pensamiento que en ocasiones mostramos de que los insectos quieren por defecto mordernos, picarnos o dañarnos, ya que entre más de un millón de especies diferentes que ha descrito el ser humano dentro de la clase Insecta, (probablemente todavía no se conoce más que una cuarta parte de todas las especies de insectos existentes), son una minoría las que pueden provocarnos algún daño.
Determinadas especies de moscas, pulgas, mosquitos, chiches, etc. pueden actuar a modo de vectores, (agentes generalmente orgánicos que transmiten diferentes enfermedades de un organismo a otro), por ello la mejor solución para evitar el miedo hacia ellos pasa fundamentalmente por aumentar el conocimiento que tenemos sobre estos animales. También existen especies de insectos, que ante determinadas condiciones pueden convertirse en plagas para los cultivos humanos pero únicamente un 3% de ellas pueden llegar a comportarse como tal, encontrando un 35% como enemigas naturales de plagas y un 62% que llevan a cabo otras funciones imprescindibles en la naturaleza como la polinización. Así que quizás muchos de nosotros debamos replantearnos el modo en el que vemos a estos pequeños seres vivos.

Mantis gigantea en mi mano. Fuente: autor

En ocasiones el simple hecho de que presenten movimientos rápidos, muchas patitas o estructuras que nos recuerdan a un objeto punzante, puede darnos pie a pensar que son herramientas usadas para atacarnos pero nada más lejos de la realidad. Muchas de esas estructuras no son más que adaptaciones para el apareamiento, la puesta u otros cometidos inofensivos para nuestra especie. Por ejemplo, si observamos un “Dermáptero” (tijereta), e imaginamos sus cercos posteriores con aspecto incisivo podríamos pensar que van a ser utilizados para atacarnos. Sin embargo dichos cercos son usados durante la cópula para agarrar a la hembra, “en el caso de los machos su aspecto es mucho más curvado”, al mismo tiempo que también les sirven como ayuda para recoger y desplegar las alas, e incluso intentar aparentar mediante su levantamiento a modo de escorpión, que son sistemas de defensa para ahuyentar posibles depredadores. Otro ejemplo similar de confusión humana podemos encontrarlo en los  maravillosos “Tipúlidos” que observáis en las fotografías. Este animal no sólo no os va a picar, (la mayoría de los adultos directamente son incapaces de alimentarse), sino que además, pueden ser muy beneficiosos para el hombre.

 “Tipúlido en Granada”. Fuente: autor    
“Tipúlido en la costa”. Fuente: autor
Al verlos con ese aspecto y patas tan largas, muchos de vosotros pensaréis que son mosquitos gigantes, (verdaderos vampiros voladores), pero nada más lejos de la realidad, ya que algunos “Tipúlidos” que sí pueden alimentarse como adultos son grandes polinizadores y además, diferentes especies de los mismos se alimentan de las larvas de mosquito haciéndole un favor al ser humano.

Entonces, ¿son los insectos nuestros aliados? En realidad… no es que podamos decir que son nuestros aliados o enemigos, pues estos términos son sólo utilizables para la especie humana. Pero sí es cierto que si colocáramos en una balanza sus aportes positivos y  negativos al ser humano, ganarían con creces los positivos. Veamos algunos de ellos:

Grandes polinizadores.

El tamaño, la enorme movilidad al ser muchos de ellos voladores y su gran número son sólo algunas de las características que hacen de la entomogamia (polinización llevada a cabo por insectos), uno de los mejores y más comunes sistemas de polinización. La producción de más del 80% de las especies cultivadas en Europa depende, en mayor o menor medida, de animales polinizadores, principalmente insectos y, dentro de estos, de las abejas (silvestres y domésticas). Pero a pesar de ser los insectos más importantes por su labor como polinizadores,  no solo debemos destacar a las abejas sino en general los himenópteros (abejas, abejorros, hormigas y avispas entre otros), de los cuales podemos encontrar más de 9.500 especies, dípteros (moscas) con más de 7.000 especies, lepidópteros (mariposas y polillas) unas 4.000 especies y coleópteros (escarabajos) con más de 10.000 especies, “todos los datos relativos al número de especies son referidos a la Península Ibérica”.

Himenóptero del género Bombus. Fuente: autor

Importancia alimenticia.

La entomofagia o alimentación a base de insectos no es un fenómeno nuevo ya que los insectos tuvieron una gran importancia en las dietas de nuestros antepasados y a día de hoy, más de dos mil especies de insectos son utilizadas como alimento en unos 120 países. Según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura (FAO), millones de personas en África, Asia y América incluyen en su dieta más de 1.500 especies. Por ejemplo: 100 gramos de orugas secas contienen cerca de 53 gramos de proteínas, un 15% de grasas y alrededor de un 17% de carbohidratos. Su valor energético ronda las 430 kilocaloría por cada 100 gramos.
Los insectos además tienen una mayor proporción de proteínas y grasas que la carne de bovino y el pescado, y un elevado nivel de energía. También contienen potasio, calcio, magnesio, zinc, fósforo y hierro, además de diversas vitaminas. Os muestro algunos ejemplos del modo en el que se presentan a los consumidores:

                Detalle exterior de la lata. Fuente: autor                  
    Deliciosos ortópteros enlatados. Fuente: autor  
                            Grillos al queso. (Snack frecuente en Tailandia y otros países asiáticos) Fuente: autor

Como nota curiosa, entre las especies más consumidas por el ser humano nos encontramos con el picudo rojo escarabajo comestible más popular en el África subsahariana, que en España también está suponiendo una plaga para nuestras palmeras. El gusano del agave, considerado como una delicia en México (los mexicanos los suelen tomar muy fritos o a la brasa, sazonados con salsas picantes y servidos en tortilla, e incluso se introducen en las botellas de un licor llamado mezcal. La avispa chaqueta amarilla, cuyas larvas son muy preciadas en Japón. Los psílidos, que segregan un dulce líquido consumido por los aborígenes australianos. El grillo doméstico, con un cuerpo más blando que otras especies de grillos suponen un “snack” frecuente en Tailandia (véase fotografía anteriormente mostrada). También encontramos al chapulín, probablemente el saltamontes más conocido en América Latina. Las termitas sudafricanas. Y los pentatómidos, el valorado caviar mexicano elaborado a partir de huevos de hasta siete especies diferentes de este hemíptero.
Picudo rojo. Rhynchophorus ferrugineus. Fuente: autor

Por lo tanto y como vemos con todos estos ejemplos, el consumo de insectos se muestra muy ligado a temas culturales... quizás nos vendría bien abrir un poco más la mente y familiarizarnos con ello…
Insectos depredadores y parásitos de otros insectos.

En este sentido, algunos insectos también son nuestros “grandes aliados” en la lucha contra plagas y otros insectos perjudiciales para el ser humano, ya que a lo largo de sus ciclos de vida se alimentan de ellos o incluso llegan a parasitarlos.
Las mariquitas, coleópteros (escarabajos) pequeños con diversidad de coloración actúan como depredadores tanto en su etapa larvaria como de adulto, alimentándose de pulgones, cochinillas e incluso ácaros. Los escarabajos carábidos y las crisopas en su etapa larvaria también pueden alimentarse de pulgones, e incluso el escarabajo soldado y las moscas taquínidas pueden alimentarse del escarabajo de la patata entre otros. Las propias mantis son unas auténticas depredadores de todo tipo de insecto y como no… las libélulas, en su etapa larvaria se alimentan de insectos que viven dentro del agua como son las larvas de mosquitos y en su etapa adulta de mosquitos, gusanos y moscas.
Por lo tanto de forma natural nos podemos encontrar con muchos insectos en nuestro jardín que eliminemos del mismo sin saber que su labor está siendo bien distinta de la que a veces podamos pensar.

Valor industrial.

Este es otro punto importante a tener en cuenta si consideramos como es debido a los insectos. No hay más que detenerse por un momento a pensar en productos producidos por estos animales, que el ser humano ha utilizado a lo largo de la historia para su beneficio. Probablemente uno de los más clásicos sea la miel de las abejas… sin lugar a dudas estos insectos además de ser grandes polinizadores como comentábamos en puntos anteriores son capaces de generar este producto natural tan saludable. Pero también aprovechamos la cera, el propóleo, polen o incluso la jalea real.
Otro insecto que se ha utilizado mucho a nivel industrial desde antaño es la cochinilla, obteniendo de la misma el conocido pigmento “rojo cochinilla”. Este pigmento a día de hoy presenta diversos usos que van desde la industria farmacéutica a la cosmética o industria alimentaria.
Y como no… quien no ha tenido de pequeño, o no tan pequeño pues en mi caso todos los años tengo numerosas puestas,  a nuestros queridos Bombyx mori (gusanos de seda). La seda ha sido utilizada también desde hace muchos años, siendo un bien muy preciado y formando parte incluso de la evolución e historia de muchas ciudades.

Apareamiento Bombyx mori. Fuente: autor
Puesta de Bombyx mori (macro). Fuente: autor
Bombyx mori fabricando seda. Fuente: autor

Por lo tanto miel, seda, tintes y otros muchos productos son sólo un claro ejemplo del vínculo a nivel industrial entre los insectos y el hombre a lo largo de la historia… además… todavía queda mucho por descubrir en este campo.

Investigación científica, medicina y entomología forense.

Como los insectos son pequeños, tienen ciclos de vida cortos y se pueden cultivar en grandes cantidades con un relativo fácil manejo bajo condiciones de laboratorio, son muy útiles para estudiar procesos fisiológicos, evolutivos o de dinámica de poblaciones que pueden ser muy parecidos entre todos los animales. De hecho, estudios  en nutrición, fisiología neuro-muscular, y en hormonas, han contribuido a nuestro mejor entendimiento de su función en el ser humano y otras especies. La mosca de la fruta Drosophila spp., es sin lugar a dudas uno de los organismos más estudiados por el ser humano pero también son utilizados para diferentes investigaciones cucarachas, grillos, termitas, y diferentes especies de gusanos.

Drosophila melanogaster. Fuente: wikipedia

En el caso de la entomología forense, la información que pueden suministrar los insectos a la investigación policial es muy importante pues con el estudio de los insectos se puede establecer si un cuerpo ha sido trasladado, determinar el tiempo de su muerte e incluso encontrar la presencia de compuestos químicos tóxicos entre otra cuestiones.

Beneficios para el suelo e indicadores de salud de un ecosistema.

Muchos insectos pasan parte o todo su ciclo de vida en el suelo con lo cual les aporta un lugar donde vivir, protegerse y alimentarse. En el desarrollo de diferentes túneles se facilita que se aireen las raíces de plantas y otros organismos, además de que sus excrementos aportan nutrientes. A pesar de que también existen especies que pueden llegar a alimentarse de las partes subterráneas de plantas, como en casos anteriores estos son menores en número de especies respecto a los que producen beneficio. Algunas avispas, hormigas y abejas son sólo unos pequeños ejemplos de insectos que por lo general suponen un beneficio para la calidad del suelo.

Ilustración Hormigas (Formicidos). Fuente: autor

Otra de las muchas aplicaciones consiste en la utilización de las poblaciones de ciertos insectos como indicadores biológicos de la condición o salud de un ecosistema. Hay una relación inversa entre la salud de un ecosistema acuático y el número de especies de insectos en ese sistema, así como el número de individuos por especie. Además dependiendo del estado de conservación de un ecosistema, podremos encontrar una serie de especies más destacadas u otras, de modo que la mera presencia o ausencia de estos individuos nos estarán dando muchas pistas sobre si nos encontramos en aguas con mayores o menores niveles de oxígeno, contaminación, etc.

Bichos. Fuente: wikipedia

Por lo tanto espero que tras todo lo expuesto a lo largo de este artículo, más de una persona recapacite sobre estos increíbles animales. No sólo juegan un papel fundamental en nuestros ecosistemas sino que además, son importantísimos para el ser humano.


Bibliografía recomendada:
 Esta entrada ha sido publicada en Hablando de Ciencia. Pincha aquí para verla.



Esta entrada participa en la Edición XXXI del Carnaval de Biología, cuyo anfitrión es Retales de Ciencia.

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